NUDE CELEBRITIES



Debo reconocer que me paso las horas viendo E Entertaiment Television. Me fascinan las vidas de las celebridades. "E!" es como la evolución−perversión máxima del pop art. De hecho uno de los emblemas del canal es similar a la imagen inmortal y popera de la lata de sopas Campbell que allá por el año 1965 Warhol exhibió en una galería de New York. Sin embargo, "la vida E!" parte mucho antes. La vida de celebridades excéntricas, flashes y persecuciones es uno de los motivos principales de "La Dolce Vita" (1960). Su director, Federico Fellini retrata en los primeros momentos de la cinta la importancia absoluta de las estrellas de cine en la cultura contemporánea. A la vez −curioso− nos muestra un panorama en que los paparazzos aún eran inofensivos y algo respetuosos. Dato cult, dato freak: fue, justamente, "La Dolce Vita" la que masificó el término paparazzi.

La obra de Fellini corresponde a un mordaz retrato de la vida de las clases más pudientes de la Italia de los años sesentas, llena de escenas grandiosas y de diálogos maravillosos −Fellini es Fellini, ¿no?− y nos muestra las aventuras de un periodista (Marcello Mastroianni) a través de una realidad llena de belleza, fiestas, alcohol, excentricidades y sexo. En su primer cuadro Marcello, el periodista y sex symbol indiscutido, recibe como anfitrión a dos actores norteamericanos, uno de ellos resulta ser una despampanante rubia y centro de atención del país entero, interpretada por la hermosa Anita Ekberg, que logra cautivar a nuestro pícaro protagonista quien se embarcará inmediatamente en su conquista. La escena más memorable es en la pileta en donde Ekberg se introduce incitando la compañía de Mastroianni, creando uno de los momentos más bellos y estimulantes del cine en blanco y negro.
Otro imagen memorable se vive en la fiesta de bienvenida a los actores norteamericanos −el personaje de Anita Ekberg, como ella, era de origen sueco pero vivía y trabajaba en USA− en donde la alegría se tiñe de baile y alcohol y hace una notable aparición el rockero y actor Adriano Celentano, una suerte de Elvis italiano: chaquetas de cuero, pizza y rock and roll.

En "La Dolce Vita" Fellini grafica muy bien la idea de celebridad: entre criaturas admirables y abominables, al mismo tiempo; cuerpos celestes y fenómenos de circo. Los paparazzos se pasean por toda la ciudad esperando el momento preciso no sólo de obtener un retrato de la estrella sino que cualquier escándalo en el que eventualmente se vea envuelta. Porque seamos sinceros, las celebridades son más deliciosas cuando fracasan, cuando son detenidas, cuando son capturadas hebrias o maltratadas, cuando reconocen que tienen un problema con las drogas. Lo que Fellini realiza en "La Dolce Vitta" es, justamente, una suerte de "E! True Hollywood Story" ficticio. Una vida de excesos a la vista de todos que no puede traducirse de otra forma que no sea el precio de la fama. Seamos más localistas, Fellini como panelista de SQP, el programa de Jennifer Warner y Felipe Avello, contando las últimas novedades del star system criollo.

Pero Fellini no es el único. Woody Allen realiza lo mismo en "Celebrity", en mi opinión con logros similares. Ambas películas son hermanas sanguíneas, son el retrato descarnado y en blanco y negro de la vida de excesos de su época respectiva.

Las cintas de Fellini y Allen a su vez, dan sustento a la nueva moda de reality shows de famosos. Ana Nicole Smith, la familia Osbourne, Dave Navarro y Carmen Electra, Britney Spears y Kevin Federline, Jessica Simpson y Nick Lachey y un largo etcétera son los ejemplos más claros de una sociedad que se sumerge en la necesidad de romper los límites de lo privado. El tremendo éxito de La Granja VIP en nuestro país apunta a lo mismo. Hoy en día el gossip, el chimento, la prensa del corazón, la farándula, mueven los hilos de nuestra sociedad.

Para los interesados, en el sitio web The Superficial cada día aparecen como breves noticiosas los sucesos más freaks del gossip norteamericano, desde la última estrella que fue sorprendida en topless o mostrando su ropa interior cuando su vestido le jugó una mala pasada, hasta las acusaciones en contra de Ricky Martin de apoyo a los terroristas islámicos −en realidad sólo dijo comprender la discriminación racial en los Estados Unidos−, sin olvidar, obviamente, quién se acostó con quién.

El límite máximo de esta idea de celebridad es el celebrity porn. Escenas capturadas por los mismos protagonistas en cámaras de video en sus momentos más íntimos y cachondos y extrañamente sustraídos de sus casas y puestos en internet. A esta camada pertenecen Pamela Anderson y Tommy Lee, el video porno −y amateur− más vendido de la Historia; y la singular, heredera millonaria, y adorada Paris Hilton y su novio, quien fue el motor de la publicación de este video tras terminar su relación.

Pero Fellini y "La Dolce Vita" nos retrata la cuna de todo esto. Y más aún, la película también nos deja la sensación de que las celebridades, como disfrutan, también sufren incluso más que los simples mortales. Así, a través de las casi tres horas de duración de la cinta, Fellini nos muestra un mundo completo, una visión panorámica, que va desde la superficialidad máxima, la buena y sabrosa vida, hasta los momentos más amargos y existencialistas, con personajes que buscan el verdadero sentido de sus vidas de fiesta en fiesta y de cocktail en cocktail, a punta de Martini y, de paso, seduciendo y encamándose con lo primero que llame su atención y emborrachándose concientes de que los paparazzos los esperan a la salida. Desarrollan constantemente una filosofía del estrellato. La angustia de vivir bien.

No deja de llamar la atención a su vez, que Fellini también farandulice los milagros. En el segundo cuadro de la cinta, el periodista Marcello, se traslada al lugar en donde unos niños aseguran haber visto a la Virgen María. Llegan los medios, llegan las multitudes extasiadas. Los santos vistos como verdaderas celebridades. Fellini, así, nos dice: les propongo un juego, reconozca las siete diferencias entre las celebridades y los santos. En Chile no desconocemos el tema, durante los ochentas un tal Miguel Ángel y la supuesta aparición de la Virgen de Villa Alemana provocó una catarsis similar, en plena época en que las personas volvían a creer en milagros y dejaban de creer en celebridades revolucionarias.

Finalmente, "La Dolce Vita" nos grafica esa pérdida de lo privado, la celebridad como una obsesión de masas, como gladiadores de un circo romano enfrentando leones hambrientos, como una vida expuesta en una vitrina exclusiva, como un dildo gigante y de carne y hueso −porque la celebridad está directamente relacionada con el erotismo y con los deseos−, y a su vez, Fellini, nos enseña esa relación insana de celebridad−paparazzi, de persecución y escape, de necesidad y aversión, para qué hablar del caso Lady D, o de la Monroe y Kennedy, quizás el primer reality show de parejas célebres y expresión máxima de el precio de la fama.

Comentarios

Anónimo dijo…
Si, comparto opiniones. de echo la palabra "Celebridad", le da un sentido absurdo a su vida.Ellos celebran su vida publicamente, por lo tanto asumen el hecho de ser "Gladiadores modernos".Buenas criticas a las peliculas , las veré

Gonzalo

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