SIEMPRE WARNKEN

Una vez soñé una escena harto particular: en ella Warnken se masturbaba con las Obras Completas de Neruda en su mano derecha. Aunque a la hora de darse placer Warnken parecía ser ambidiestro, durante mucho tiempo −tomando en cuenta lo impreciso de la cronología onírica− prefirió tomar su dignidad y agitarla con la izquierda. Warnken aumentaba sus revoluciones placenteras a medida que cambiaba las páginas del libro. No recuerdo cómo seguía el sueño pero la escena quedó bien grabada en mi memoria.

El sueño fue provocado por un hecho puntual: me dormí viendo "La Belleza de Pensar". Eso debió ser. Contrario a lo que postula Freud en un capítulo de "Introducción al Psicoanálisis: El Análisis de los Sueños", sobre que el inconsciente toma motivos temporalmente lejanos como materia prima para la construcción de sueños, esta vez no fue así. Este fue un sueño espontáneo, casi live and direct, improvisado sobre la marcha. Una imprecisión del padre del psicoanálisis. Pero si me refiero a este punto sobre lo equivocado que pudo estar Freud me embarcaría no sólo en una odisea innecesaria, sino que conocida y archisabida.

Anoche nuevamente vi "La Belleza de Pensar". Esta vez no me dormí tan luego. El invitado era el poeta Bruno Vidal, la estrella continuaba siendo Warnken. El poeta tiene a su haber una particular anécdota de esas de antología dentro del panorama literario: fue quien brindó honores militares a Lihn en su funeral durante una mañana entera. Vidal me pareció un tipo simpático al comienzo, luego ya no tanto: era de esos poetas serios que se toman demasiado en serio. Pero llamó, de modo particular, mi atención el que continuamente evidenciara su desprecio por Nicanor Parra. Nombre que Warnken se encargaba de enrostrarle una y otra vez hasta que el invitado le pidió que no lo nombrara más porque le ponía nervioso.

Cuánto ha demorado la izquierda chilena más dura en perdonar a Parra. En mi opinión, demasiado. Cuando me hablan de esos dinosaurios de izquierda que aún circulan por ahí, me viene a la cabeza Virginia Vidal con quien tengo una buena relación y quien me ha ayudado mucho, sobre todo a la hora de corregir horrores gramaticales en mis artículos. Pero Virginia, en realidad, es una persona muy abierta y alguien que admira mucho a Parra, por lo tanto no es acertada, para nada, mi estúpida comparación. Pero sí gracias a ella he conocido a otros personajes de un arcaísmo ideológico brutal. No los culpo, el tiempo pasa rápido sobre nosotros.

Bruno Vidal dijo textual: "eso de la izquierda y la derecha unida es una mierda. Una mierda". No lo creo. Fuera del aroma a chiste de la reflexión de Parra, lo que realmente hizo fue adelantarse una buena cantidad de años a lo que la Concertación iba a significar. No bromeo. A la vez es un llamado a no enviciarse en fanatismos absurdos, anulando todo lo que sea distinto. Parra es como Lennon y McCartney cantando "All you Need is Love" o "All together now". Parra es un rockero hippie a fin de cuentas, de camisa floreada, bigote pronunciado y pelo largo, y opta por la humanidad −con las contradicciones que conlleva− antes que por el partidismo divisorio. Pero esos tiempos ya pasaron −miro al cielo− y harto caro que nos costó a todos. Y, finalmente, también es otra forma de decir: pico Parra todos, ni izquierda ni derecha. Pero odiar a Parra me parece gratuito. El tipo está en todo su derecho, pero atacarlo por no haberse bañado con un óleo tan claro como los militantes de antaño me parece indigno, como los intelectuales de izquierda que critican a Lezama Lima, a Vargas Llosa o a Borges sin argumentos realmente válidos. Es raro escuchar a un poeta que repudie a Parra. Siempre pensé que Parra era a los poetas chilenos lo que Woody Allen a los guionistas norteamericanos.

Pero Parra es ante todo parriano. Cuando a mí me preguntan a qué partido pertenezco o qué postura ideológica me acomoda más, respondo: "yo soy parriano" y se acabó el tema.

Una chica con la que salí un par de veces me comentó su opinión sobre Warnken: para ella el poeta−crítico−conductor−estrella era un sex symbol, un verdadero metro sexual. Incluso gustaba de su etapa existencialista ruda de jeans, corbata suelta, cabello desordenado, barba y ojeras. A mi me causó cierto repudio su opinión, pero más que nada fue envidia.

Sin embargo, me gusta Warnken. Me gusta su condescendencia, me gusta su admiración desmedida por todo lo que se cruce por sus manos. Warken representa un poco al fan. Fan de lo literario. Con la inocencia y las babas que eso involucra. Por eso veo "La Belleza de Pensar" cada vez que puedo, porque allí el centro iluminado indiscutido es siempre Warnken.

Comentarios

TantoGusto dijo…
A Lou Reed le pusieron electroshock por mucho menos. Cuida tus confesiones y ten compasión de tus eventuales lectores. El primer párrafo debe ser ilegal en algunos países civilizados. Suerte que vives en Chile

Tan Conmovido
TG
Anónimo dijo…
Me encanta tu sentido del humor, me mato de la risa leyéndote. Sabes que vas a ser la mayoría de las veces un incomprendido y posts como el anterior a este lo confirma. Chile -el país incivilizado- está lleno de condesendientes y de gente trancada. Tu eres otra cosa.
Gracias por tus escritos.
PS: a mí me carga Warken!!!
Anónimo dijo…
jajajaja
Anónimo dijo…
hola Don Daniel.
Pa' empezar si no conoce una obra tan extensa como la de Freud, una humilde sugerencia: NO LA CITE, o peor aún NO PRETENDA CITARLA.
Freud, afirma precisamente lo contrario...léalo y será más preciso. (la imprecisión es suya no de él)
En todo caso, su sueño constituye con distancia lo mejor de su relato...
Respecto a Warkner, opino lo mismo que R. Ruiz. (para saber su opinión te remito a las entrevistas que le ha hecho)
Alina Reyes dijo…
para mí warnken es un narcicista que se solaza en oír su propia voz en el programa, y tener una ruma de libros para demostrar que se la sabes todas. anti galán, mata pasiones, por qué no saca a los escritores de ese espacio oscuro, que parece un nicho de cementario y los lleva hacia algún lugar más vivo y menos de cartón? se lo podría en otro ambiente más real?
la literatura ahí me parece vive poco, los egos más. que se toman un copete por último y no un vasito de agua.

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