Televisión y Poder

Programas de televisión con ensamblaje político encubierto y políticos que cambian de canal como si cambiaran de programas de televisión. El senador PS Carlos Ominami postula la flexibilidad laboral, y uno podría pensar que eso no está nada mal si creyera que aquella flexibilidad es en beneficio de los trabajadores más explotados, como por ejemplo que las empresas dispongan de mecanismos que sean capaces de compatibilizar la vida laboral con la familiar −como en algunos países nórdicos−, u horarios de trabajo más justos para el mejor rendimiento profesional, pero nada de eso. Ominami lo que propone es eliminar el sistema de indemnizaciones a los trabajadores. Y no extraña tanto en Ominami este punto de vista empresarial de derecha porque desde hace un buen tiempo que les andaba dando pases. Ahora, bajo el discurso de generar más fuentes de trabajo juvenil y para la mujer, y cómo no: más empleadores felices. La impresión inmediata −y tras una lectura encubierta mínima− es que se podrá conseguir mano de obra barata. Habrá más fuentes de trabajo, claro, nadie lo puede negar, pero ¿quiénes serán los nuevos contratados? Aquellos que cobren menos. ¿Y con qué calidad profesional? No importa, si se les puede despachar sin el menor reparo. Y así progresa el país, aunque desconozco completamente la dirección de esa progresión.
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Por otro lado, en Canal 13, terminó el programa “¿Quién Merece ser Millonario?” con don Francisco como su versión más “seria” que responde al nombre de Mario Kreutzberger. Un programa en el que los rostros de televisión, personajes importantes en el ámbito académico, o simplemente buenos corazones con algo de cultura se reunían para regalar dinero a indigentes, universitarios de escasos recursos, o familias con deudas delirantes.
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TVN, a su vez, está a punto de finalizar la temporada de “Chile Elige”, conducido por Karen Doggenweiler −la esposa del hijo adoptivo de Carlos Ominami, Marco Enríquez-Ominami, diputado del PS y director de “La Vida es una Lotería” que se transmite en Mega, el canal de Ricardo Claro− y con panelistas como Segio Paz, Denisse Malebrán, Tati Pena, Alfredo Alonso y Carolina Pulido entre otros. La idea de este programa es premiar a lo que se conoce como “lo mejor de lo nuestro”, en distintas categorías (mejor grupo, mejor película, mejor actor, mejor cantante popular, mejor comida típica, etc.) y, así, semana tras semana se sometieron diversos candidatos, cada uno representado por un panelista, a la votación popular.
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De esta manera, el programa de Mario Kreutzberger resulta la apología perfecta de la derecha en Chile. Un lugar en donde los ricos regalan dinero a los pobres, en donde a los infortunados ni siquiera se les permite concursar para salir adelante, sólo posicionarlos en un rincón a modo de anécdota o fotografía a color de la pobreza. Se funden en el programa la reivindicación del Poder, las ilusiones de los más golpeados, los errores de la democracia y del Gobierno, la solidaridad que deriva al final en el reconocimiento público de aquellos nobles personajes que sacaron buen provecho de su preparación, la misma que fue negada a los menos afortunados. Dinero y sólo dinero, nada de relaciones a largo plazo, ni posibilidades de surgir. Nada. Y es curioso teniendo en cuenta que los beneficiados hasta la fecha no pueden cobrar los cheques del canal que alguna vez fue del angelito.
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En la otra esquina. En el programa de TVN es la Concertación, la que tiene su representatividad simbólica. Graficar a través de la televisión lo buenos que somos, enseñar a nuestros artistas y cómo su pueblo los reconoce por vía democrática. El reconocimiento es siempre simbólico, claro, como en la relación entre cultura y Gobierno, nunca será una recompensa en dinero por la labor cultural. Así hacemos patria, identificamos nuestros valores, nuestras costumbres, haciendo homenajes, con tolerancia y debate. Construimos esta ensalada a la chilena en la que todos vivimos felices, orgullosos y contentos.
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Al final la televisión es una vitrina rica en su variedad y en la representación que podamos sentir por ella. Y al que no le gusta, que apague la tele. Que se compre un periódico que lo identifique, que se conecte a internet. Yo me pregunto ¿cuál de estos dos programas prefiere el senador Ominami?

Comentarios

Anónimo dijo…
muy muy bien
gran lectura

saludos,
G
Ilá Al-wálad dijo…
Wena daniel...!

abrazos.
Anónimo dijo…
Siempre me impresiona pero de manera positiva, tu forma de ver la vida y las cosas que pasan en nuestra extraña sociedad.
Ojalá no cambies esas ideas y sigue ayudando a construir algo mejor a lo que tenemos.
Besos...
Anónimo dijo…
Poca opinión, no soy muy amiga de la tele... me quedo con el computador :P

Saludos!!

=*
Anónimo dijo…
típico, solo hay que mirar quien dirige esos medios. lleno de bailes, plata, mientras en el chile b la gente no esta muy bien que digamos, si muere un obrero no sale publicado en ningun diario pero si la marengo se lo chupa al chino sale hasta en la sopa. todo mal...

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