Memoria Emotiva

Hace exactamente una semana me acusaste de ser una persona en absoluto primitiva y carente de sentimientos, un ególatra de primera línea y un imbécil empedernido. Más que nada eso fue porque hace exactamente una semana y un día viste una noticia en la televisión acerca de una secreta matanza municipal de perros callejeros y yo bromeé al respecto y dije en voz alta: “¿dónde será la matanza para llevar al mío?”.
_____Pero en realidad hace un mes ya me habías acusado de ser un insensible por numerosas razones. Siendo uno de los motivos más recurrentes mi incapacidad de demostrar cualquier tipo de afecto.
_____Cincuenta años atrás Lee Strasberg gritaba a sus discípulos desde una lejana silla blanca: “¡no olviden el método!”. Aquél método que había tenido tan buena acogida entre los críticos de teatro y que el Actor’s Studio pretendía explotar al máximo. El método en realidad era una técnica alquilada de Stanislavski y pretendía renovar la actuación por medio de una interpretación en la que los actores se valieran de sus emociones más profundas que salían a flote por medio del recuerdo de sus propias vivencias. Memoria emotiva.
_____El Actor’s Studio y el Método de Strasberg confluyeron en una poderosa fábrica de grandes actores: Dustin Hoffman, Sydney Poitier y, por supuesto, nuestro admirado por sobre todas las cosas Marlon Brando.
_____Dos años atrás, cuando vimos Un Tranvía Llamado Deseo, no podíamos dejar de sentir esa conmoción total frente a la poderosa interpretación de Brando. Borracho. Llorando. Gritando por Stella. La muestra más perfecta de la emoción del Hollywood clásico y de, por supuesto, nuestro Marlon Brando y su manejo del método, dijiste.
_____Ayer, mientras hablaba con tu buzón de voz, trataba de explicarte que las emociones y afectos no son más que una construcción mediática, masificada por la industria cinematográfica y sólo realizable en su manera más espléndida por actores preparados para ello. Aunque cada individuo, con la desvergüenza del amateur, imita a los grandes talentos actorales en el diario vivir, careciendo de la preparación. Y sin siquiera tener las mínimas experiencias en su vida para recurrir a ellas mediante el famoso método. Yo me niego rotundamente a hacerlo por más que me lo recrimines. Las caricias, el beso francés o el romanticismo de la lluvia sólo son impulsos eléctricos insertos con subtítulos electrónicos en español en nuestras cabezas y no son, necesariamente, la única interacción que puede existir entre dos seres que se la pasan el tiempo juntos y culpándose de no encajar en el plano–secuencia cinematográfico.
_____Pero en realidad esto último no alcancé a decírtelo, por falta de ganas y de minutos en el celular.

Comentarios

ComandanteOso dijo…
¿Cachaste hace tiempo un documental en el Film & Arts (cuando era de Fimls & Artes) sobre John Malkovitch?
en una parte de la entrevista malkovith iva en un trem contando que él no utilizaba el metod; que él no creia en el metodo que simplemente fingia, que no estaba ahí, que no era atormentado por sus personajes como tanto actor lloron hollywodense...
en fin que él -Malkovitch- era solo como una cascara.
A lo que el periodista le respondio:
-eres un hijo de perra; todos los actores lo son.

P.D:Oye y si vas a hacer arqueologia con tus textos, tira el de hanibal (ambos)porfa.
Anónimo dijo…
si entendi bien, tenis "razon", he querido acomodar mi vida a libretos establecidos y nunca he consegio ajustarla y termino llorando y despues de un tiempo riendome de mis malas actuaciones, aveces buenas, porque despues ya nadie quiere saber de mi.

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