Anoche salí junto a Jone y Ricardo. Demasiado tiempo que no salíamos juntos y esos reencuentros suelen ser tan necesarios pero a la vez tan dolorosos al darte cuenta de que vas dejando atrás tantas cosas que disfrutabas.
Esta sería una noche de rock and roll.
A los 12 años decidí que quería ser rockero, y lo intenté. No sé en qué momento perdí la batalla más importante, pero la guerra continúa.
Escribo sobre rock, tengo una banda de rock (o algo similar), disfruto cada disco como si fuera aún el pendejo de quince y casto y futura promesa familiar. Puedo decir que soy rockero.
Tal vez no.
A los doce años decidí que quería ser rockero. La decisión me la impulsó una serie de bandas de rock pero la que más consumía mi tiempo era Los Morton. Dicen que mientras más nerd es uno, más pesada y destructiva y violenta le gusta la música. Yo, que nunca tuve muy claro si era nerd o popular o el payaso o el ejemplo del curso, escuchaba a Los Morton quienes nunca tuvieron muy claros si eran metaleros o punks o funkrockeros o hip hop o aggro o alternativos o...
Cuando Los Morton se separaron (hace ocho años ya) no solté ninguna lágrima, no daba para tanto. Sí recurría a ratos a mí esa furia de no poder contar más con ellos. Una sensación similar a la que más tarde sentiría cuando una novia te deja y se marcha y I don't love you anymore, good bye...
Anoche fue el reencuentro de Los Morton (o gran parte de sus integrantes) y yo estuve ahí y volví a hacerme mierda como cuando niño y contaba las heridas en mi cuerpo tras los recitales.
Fue una noche genial.
Ver a Los Morton... Ver a mis amigos, todos juntos borrachos y volados.
Pero esos días tal vez ya pasaron y lo de anoche no fue más que una recaída. O, mejor dicho, una de esas caídas necesarias cada cierto tiempo.
Esta sería una noche de rock and roll.
A los 12 años decidí que quería ser rockero, y lo intenté. No sé en qué momento perdí la batalla más importante, pero la guerra continúa.
Escribo sobre rock, tengo una banda de rock (o algo similar), disfruto cada disco como si fuera aún el pendejo de quince y casto y futura promesa familiar. Puedo decir que soy rockero.
Tal vez no.
A los doce años decidí que quería ser rockero. La decisión me la impulsó una serie de bandas de rock pero la que más consumía mi tiempo era Los Morton. Dicen que mientras más nerd es uno, más pesada y destructiva y violenta le gusta la música. Yo, que nunca tuve muy claro si era nerd o popular o el payaso o el ejemplo del curso, escuchaba a Los Morton quienes nunca tuvieron muy claros si eran metaleros o punks o funkrockeros o hip hop o aggro o alternativos o...
Cuando Los Morton se separaron (hace ocho años ya) no solté ninguna lágrima, no daba para tanto. Sí recurría a ratos a mí esa furia de no poder contar más con ellos. Una sensación similar a la que más tarde sentiría cuando una novia te deja y se marcha y I don't love you anymore, good bye...
Anoche fue el reencuentro de Los Morton (o gran parte de sus integrantes) y yo estuve ahí y volví a hacerme mierda como cuando niño y contaba las heridas en mi cuerpo tras los recitales.
Fue una noche genial.
Ver a Los Morton... Ver a mis amigos, todos juntos borrachos y volados.
Pero esos días tal vez ya pasaron y lo de anoche no fue más que una recaída. O, mejor dicho, una de esas caídas necesarias cada cierto tiempo.
Comentarios
keko morton.