Mamá

Ya es de día.

Y sigue siendo Fiestas Patrias.

Me siento absurdamente melancólico. Estoy saturado de recuerdos: quiero que todo vuelva a ser como antes. Aunque antes tampoco era perfecto pero a quién mierda le gusta la perfección.

A mí ya me dejó de gustar.

Extraño a algunas personas, no me gusta perder amigos. Menos sentir que me odian o que les hice daño. Me deberían conocer un poco más. Me siento un campesino enamorado de su cabra. Abrazo una almohada y le digo que la quiero. Me encierro a bloggear y navegar cuando todos se marchan de casa. Yo no salgo: me entro.

Conservo otros amigos. Me llaman. Me invitan a salir. Conversamos. Me escuchan. Los escucho. Se les quiere.

Le mostré a mi madre un cuento que escribí.

Mi madre siempre es mi primera lectora. Cuando no tengo novia o alguna chica a la que busque impresionar. O a una amiga especial de esas que me ven como si yo fuera una radiografía, un libro abierto: pensé que eran dos, ya no lo sé. O a algún amigo muy cercano que pueda leer por más de cinco minutos: de esos cuento sólo con uno.

Me gusta que lo lean en mi presencia. Me gusta ver sus caras. El movimiento de sus pupilas. No pido opiniones, si quieren las dan, pero no exijo. Me basta con que me lean. Soy mejor escribiendo que hablando.

Mi mamá dejo de cocinar su "arroz árabe" (o algo así) para ponerse a leer el cuento de su niñito.

Mamá: Está muy bueno... Me gusta... pero ¿qué va a pasar? Me dejaste ansiosa. ¿Se vuelve loco el violinista? ¿Intenta matar a Ringo? ¿Se le mete en la cabeza que él es Jack el destripador? Tienes que terminarlo luego y me lo pasas apenas lo hagas.

Yo: Sí. No te preocupes. Gracias.

No quise decirle que el cuento ya estaba casi terminado. Arreglar unas líneas por aquí y por allá y listo. pero ¿qué va a pasar? ¿La gente buscará que algo pase cuando lee? En mis cuentos no pasa nada. Seres que van de aquí para allá casi por inercia. No buscan nada. No aprenden nada. No mueren en accidentes. Creo que Kaufman se refirió a esto en "Adaptation". Sólo viven, lloran, cuentan chistes, se drogan.

En mis cuentos nada pasa. Nada tan importante.

En mi vida nada pasa. Nada tan relevante.

Ahora: los muertos repartidos al rededor de la habitación entre botellas y vasos comienzan a despertar.

Y se levantan.

Comentarios

Seguidores