Para hablar de antipoesía es necesario hablar de Parra. Ya es evidente que “los poetas bajaron del olimpo” como aseveraba el antipoeta por antonomasia en su Manifiesto, pero en el caso de la antipoesía de Daniel Toro, los poetas bajaron de ese Olimpo para perderse en la cloaca de una ciudad infernal, aspirando Neoprén y rascándose las pulgas.
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Efectivamente, Daniel Toro nos presenta en su poemario “Suck My Dick Fucking Poets” la continuación del manifiesto parriano, aquello que no alcanzamos a conocer, lo que pasó después. O el Behind the Scene. A lo largo del texto, Toro, nos representa la figura del poeta como un ser bipolar, esquizofrénico, prejuicioso, pedante, frustrado, que no opta por la poesía, sino que recurre a ella porque no le queda otra. A partir del mismo título, Daniel Toro se burla de los poetas y de sus versos y modos de vida, y no cae en el juego de querer representar grandeza y pulcritud en sus palabras. Es esta una de las principales razones por las que Toro es uno de los poetas más refrescantes en el congelado panorama regional, por su (auto)marginación, por su asco vital. Porque la poesía de “Suck My Dick Fucking Poets” es un vómito constante, una eyaculación en el momento preciso.
Efectivamente, Daniel Toro nos presenta en su poemario “Suck My Dick Fucking Poets” la continuación del manifiesto parriano, aquello que no alcanzamos a conocer, lo que pasó después. O el Behind the Scene. A lo largo del texto, Toro, nos representa la figura del poeta como un ser bipolar, esquizofrénico, prejuicioso, pedante, frustrado, que no opta por la poesía, sino que recurre a ella porque no le queda otra. A partir del mismo título, Daniel Toro se burla de los poetas y de sus versos y modos de vida, y no cae en el juego de querer representar grandeza y pulcritud en sus palabras. Es esta una de las principales razones por las que Toro es uno de los poetas más refrescantes en el congelado panorama regional, por su (auto)marginación, por su asco vital. Porque la poesía de “Suck My Dick Fucking Poets” es un vómito constante, una eyaculación en el momento preciso.
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En el discurso de Toro, los referentes son claros: una cucharada de Nicanor Parra, más una pizca de Claudio Bertoni, otra de Rodrigo Lira, y en lo que escapa a los límites de la poesía local, un poco de Mike Patton con Mister Bungle y Faith no More incluidos, como también las perversiones y frustraciones de índole sexual a lo Trent Reznor, aunque en otras ocasiones se lo toma como Henry Rollins y destroza todo a su paso. Es esa la naturaleza de su poesía: la confluencia de la antipoesía chilena con el discurso nihilista de cierta escuela rockera norteamericana. “Toro not dead”. “Poetry all nite, baby!”.
En el discurso de Toro, los referentes son claros: una cucharada de Nicanor Parra, más una pizca de Claudio Bertoni, otra de Rodrigo Lira, y en lo que escapa a los límites de la poesía local, un poco de Mike Patton con Mister Bungle y Faith no More incluidos, como también las perversiones y frustraciones de índole sexual a lo Trent Reznor, aunque en otras ocasiones se lo toma como Henry Rollins y destroza todo a su paso. Es esa la naturaleza de su poesía: la confluencia de la antipoesía chilena con el discurso nihilista de cierta escuela rockera norteamericana. “Toro not dead”. “Poetry all nite, baby!”.
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La figura de Toro hay que entenderla desde la inconformidad, desde el aburrimiento, desde el hastío. Desde esta posición se sitúa su arte poética. Su discurso es la ironía, el chiste negro, la talla pesada; sin desconocer su sensibilidad por ciertos temas amorosos a la manera de Lira pero extrapolado, o la rabia anti sistema como la del rock lírico de “González y los Asistentes”, aunque sin caer en la poesía militante. Su leit motiv es el descreimiento, el nihilismo práctico: se ríe de discursos políticos, de dogmas religiosos, de ideologías intelectuales. La imagen es clara: Toro solitario en el rincón de una disco, con una cerveza y un cigarro de por medio, anotando chistes sobre las cabezas llenas de aires que danzan a su alrededor. A ratos se pierde entre ellos bailando también, pero retoma su puesto y su libreta unos segundos más tarde. Su discurso es un apunte en un boleto de micro guardado en el bolsillo, sin aspiraciones a ser voz colectiva, pese a que de alguna manera, lo es.
La figura de Toro hay que entenderla desde la inconformidad, desde el aburrimiento, desde el hastío. Desde esta posición se sitúa su arte poética. Su discurso es la ironía, el chiste negro, la talla pesada; sin desconocer su sensibilidad por ciertos temas amorosos a la manera de Lira pero extrapolado, o la rabia anti sistema como la del rock lírico de “González y los Asistentes”, aunque sin caer en la poesía militante. Su leit motiv es el descreimiento, el nihilismo práctico: se ríe de discursos políticos, de dogmas religiosos, de ideologías intelectuales. La imagen es clara: Toro solitario en el rincón de una disco, con una cerveza y un cigarro de por medio, anotando chistes sobre las cabezas llenas de aires que danzan a su alrededor. A ratos se pierde entre ellos bailando también, pero retoma su puesto y su libreta unos segundos más tarde. Su discurso es un apunte en un boleto de micro guardado en el bolsillo, sin aspiraciones a ser voz colectiva, pese a que de alguna manera, lo es.
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En este puñado de poemas es posible entender sus versos como la “degollación del yo”, la trituración del lenguaje, la poesía como herramienta de desensamblaje de estructuras de nuestra neomodernidad coja. Nuevamente retomo el tema del asco vital: en “Suck My Dick Fucking Poets” el autor se vale de la estructura de la libreta de apuntes (¿Work in Progress?) para llevar a cabo un “reality show” de la frustración, de la vergüenza, de la desesperación.
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En este puñado de poemas es posible entender sus versos como la “degollación del yo”, la trituración del lenguaje, la poesía como herramienta de desensamblaje de estructuras de nuestra neomodernidad coja. Nuevamente retomo el tema del asco vital: en “Suck My Dick Fucking Poets” el autor se vale de la estructura de la libreta de apuntes (¿Work in Progress?) para llevar a cabo un “reality show” de la frustración, de la vergüenza, de la desesperación.
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“Suck My Dick Fucking Poets” es un ensayo poético de la figura del poeta, pero como lo harían programas como “Aquí en Vivo”, enseñándonos el lado más oscuro y vergonzoso de nuestra farándula literaria.
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Es así como Toro nos invita a arrodillarnos y leer atentamente sus versos en “Suck My Dick Fucking Poets”. Seamos o no poetas.
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intento de prólogo para una web que pretende reunir a jóvenes poetas de la región.
Para los interesados:
El blog de Daniel Toro.
Fragmentos de "Suck My Dick Fucking Poets".
Comentarios
Si Toro follara no escribiría. Tampoco representa el punto de conjugación de Parra+bertoni+Lira.
No tratemos de mirar las cosas con anteojos para miopes.Mucha metaforización para algo tan concreto.
Saludos.
Que viva el toro_sin_fe...!
en buena: ser + honesto y - amigo
saludos,
G
más respeto!!
Qué puedo decir: ¿en gustos no hay nada escrito suena muy chicle?
En realidad Toro nunca ha sido mi amigo. Le conozco sí. Además hay que entender que esto era una suerte de "prólogo" en la buena onda para un proyecto que espero vea pronto la luz.
Y a mí me gusta este desenfado cotidiano que transpiran los poemas de Toro.
Eso es todo. ¿Y qué tanto?
lo que no esta claro es que haces tu ,yo se que daniel a escrito dos libros y tiene cientos de poemas y cuentos ,que ademas a participado conmigo en intervenciones junto a nuestro proyecto moebius, a sido publicado en the clinic y alguna otra publicacion y para hacer eso hay que tener constancia y valor
ya que el arte no es para rrascarce los cocos derretidos en
alguna edionda pieza viendo tv o chatenado en intenrnet nos vemos
y buena suerte compadre a si se hace trabajando y nada mas
deberías aprender a escribir,
nene.
No podés defender a tu amigo y escribir mal,
mal, mal
me parece bien que las desvirgadas y nobles palabras de un ilustre habitante de la ciudad de la eterna monotonia, aparescan comentadas, para bien o mal, en este virtual espacio.
Conozco a Toro hace bastantes años, y a pesar de sus constantes cambios, algo se mantiene, su talento. Les guste o no, Toro escribe como los que saben, como los de antaño, como aquellos elegidos que hacen del lenguaje algo que los demas solo pueden admirar y jamas igualar.
Alvaro.
Te escribo Daniel (Toro) para felicitarte, creo que te has salido con la tuya en muchas cosas, muy bien por ti.
para tus lectores, a mi opinion, yo creo que es un flaco favor para el señor toro leerlo por mas o por menos de lo que es, creo que a fin de cuentas, a Daniel Toro solo le gusta escribir, tal vez incluso mas a alla de que lo lean o no. Al que le guste bien por el, al que no le guste... ehh, bien tambien. al menos eso es con lo que yo me quedo de este antiguo amigo
lo sumaré a mi listita de la escritura desde la honestidad
-daniel toro
-harmony molina
-un weon que toca en la puta marlon
-el poemas cesantes de raul hernandez
-un weon de rancagua que sacó un libro por el bando en contra
-un weon de viña que nunca mas caché como se llamada (???)
alabaos
y no creo que el nihilismo sea andar preocupado de marchar y tirar molos a la moneda, quizas si justo ese día pasara caminando por ahí,,,,el nihilista a lo más se mata joven o opta por un suicidio mas largo a traves del alcohol, lo que sí es que si fuera nihilista no escribiría como bien dice niuna wea
Y Daniel, que quede este prólogo, porque está clave, yo creo…
“Poetry all nite, baby!”, esa es la onda.
atte.
pitufo violado