Viernes


Hoy es sábado pero escribo de un viernes. De ayer viernes. Fui al lanzamiento de “Cilantro” de Roberto Bescós en el Zócalo del Consejo de la Cultura, libro que sale bajo ediciones Economía de Guerra.



Bescós es un viejo tremendo, incluso sin leerlo, sin escucharlo, tiene una estampa especial, de otra época, de otra poesía. Ahora reviso las páginas de “Cilantro” y todo se confirma, la poesía de los ochentas era mucho más jugada, menos cómoda, siempre apostando a la experimentación, eso me lo recalcó ayer Pablo Díaz y estoy completamente de acuerdo. En el caso de Bescós la experimentación parte desde el sujeto popular y de la provincia casi como trinchera de batalla. Y ahora me calza el rollo de San Antonio, de hecho en un momento me dio la sensación de estar allá, todo San Antonio se vino a tomar el lugar, y por supuesto Chinoy, quien se tocó unas cancioncitas y realmente está sonando mejor que nunca.


Después partí a una reunión con los muchachos de Ciudad Invisible, que son mi propia trinchera y me convenzo de que cada acción, cada discurso, es un complot. Eso es esta revista para mí, parte de esa conspiración vital en la que me sumerjo con el fin de molestar, discutir y cambiar.




Parto al bar La Tertulia, me encuentro con buenas amigas, ex compañeras de Universidad. Conversamos un rato, pienso que la Universidad no fue un periodo tan miserable en mi vida, pero luego se me olvida. Paso a ver a Ángelo “Hueso” Pieratini como solista, sin Weichafe y sin KVZón, como lo hizo en Santiago y como estaba en los afiches. Una buena banda, un buen sonido, harto rock, harto riff pero también mucho más, un tremendo cover de Chabela Vargas entre medio y Pieratini es un groso.

Un bonito viernes después de todo.

Extraño a mi novia, terminaron sus clases y partió a Santiago. Yo estoy atado al puerto al menos por un par de semanas más.


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